domingo, 9 de noviembre de 2014

LA CAÍDA DEL MURO DE BERLÍN





He vuelto a desempolvar las fotos. Suelo hacerlo con los aniversarios más señalados. Frente a los Vopos (agentes de la RDA) subidos sobre el muro de Berlín sabía que estaba viviendo un momento único. Había llegado a la ciudad pocas semanas antes sin saber lo que me esperaba. La noche que viajé en tren desde París en dirección a Berlín ya se olía algo en el ambiente. Un fotógrafo americano se dirigía hacia la frontera de Alemania del Este porque sabía que algo estaba a punto de ocurrir. Y en los compartimentos la gente hablaba del tema.  En su momento todo aquello me pareció algo lejano.


La caída del muro me pilló por sorpresa. Viviendo en una casa sin televisión ni radio, me acosté ese día como si tratara de una noche cualquiera. Al día siguiente vi que había mucho movimiento en la calle, pero no podía imaginarme lo que había ocurrido. En la Universidad había mucho revuelo y oí a alguien gritar  “el muro, el muro...”  Recuerdo haber preguntado: “¿Qué ocurre? En cuanto me lo dijeron, me fui a verlo con mis propios ojos. Lo que mejor recuerdo son los ojos de los alemanes del Este en el metro. Ojos de no poder creer lo que estaba ocurriendo. Caminé mucho e hice fotos... el punto de control Checkpoint Charlie, el Parlamento, la puerta de Brandenburgo ...  La mirada de la gente a las cruces de los muertos por haber intentado cruzar el muro era ahora distinta. La última se había colocado ese mismo año. “Y si tan solo hubiera esperado un poco más”, pensé. Pasé mucho tiempo inmersa entre la multitud, mirando, absorbiendo... No recuerdo haber tenido pensamientos en esos momentos, la emoción lo impregnaba todo y yo me dejé poseer por ella.                           

Foto y texto: Artica Blues

sábado, 8 de noviembre de 2014

ZUMO DE VERDURAS


Foto: Artica Blues

LUGARES ONÍRICOS


Foto: Artica Blues

PAISAJES IMPOSIBLES


Foto: Artica Blues

NO ME CORTES LAS ALAS JAMÁAASSSS



Foto: Artica Blues

LA SAL DE LA TIERRA - SEBASTIÃO SALGADO


Vivir multitud de realidades y experimentar los extremos, desde el máximo horror hasta la máxima belleza, exigen un temple y un nivel de conciencia que no todos tenemos. Afrontar lo peor sin que se enferme el alma y lo mejor manteniendo arraigados los pies en la tierra no está al alcance de todos. Solo unos pocos pueden hacer frente a la ausencia de sentido y a la más absoluta incertidumbre sin dejar de admirar el espectáculo permanente que nos ofrece la vida. En teoría todos deberíamos poder conseguirlo, pero... es tan difícil. Sebastião Salgado es una excepción.


TODO CAMBIA


Todo cambia constantemente cada segundo. Tan obvio y, sin embargo, tan ajeno. Lo dice la ciencia, lo dicen los budistas y lo ha dicho una amiga mía durante la comida sin especial interés en la filosofía. Evidente, cierto, constatable... Entonces, ¿en qué ilusión vivimos?