He vuelto a desempolvar las fotos. Suelo hacerlo con los aniversarios más señalados. Frente a los Vopos (agentes de la
RDA) subidos sobre el muro de Berlín sabía que estaba viviendo un momento único.
Había llegado a la ciudad pocas semanas antes sin saber lo que me esperaba. La
noche que viajé en tren desde París en dirección a Berlín ya se olía algo en el
ambiente. Un fotógrafo americano se dirigía hacia la frontera de Alemania del
Este porque sabía que algo estaba a punto de ocurrir. Y en los compartimentos
la gente hablaba del tema. En su momento
todo aquello me pareció algo lejano.
La caída del muro me pilló por sorpresa.
Viviendo en una casa sin televisión ni radio, me acosté ese día como si tratara
de una noche cualquiera. Al día siguiente vi que había mucho movimiento en la
calle, pero no podía imaginarme lo que había ocurrido. En la
Universidad había mucho revuelo y oí a alguien gritar “el muro, el muro...” Recuerdo haber preguntado: “¿Qué ocurre? En
cuanto me lo dijeron, me fui a verlo con mis propios ojos. Lo que mejor recuerdo
son los ojos de los alemanes del Este en el metro. Ojos de no poder creer lo
que estaba ocurriendo. Caminé mucho e hice fotos... el punto de control Checkpoint
Charlie, el Parlamento, la puerta de Brandenburgo ... La mirada de la gente a las cruces de los
muertos por haber intentado cruzar el muro era ahora distinta. La última se
había colocado ese mismo año. “Y si tan solo hubiera esperado un poco más”, pensé.
Pasé mucho tiempo inmersa entre la multitud, mirando, absorbiendo... No recuerdo
haber tenido pensamientos en esos momentos, la emoción lo impregnaba todo y yo
me dejé poseer por ella.
Foto y texto: Artica Blues