Vivir multitud de realidades y experimentar los
extremos, desde el máximo horror hasta la máxima belleza, exigen un temple y un
nivel de conciencia que no todos tenemos. Afrontar lo peor sin que se enferme
el alma y lo mejor manteniendo arraigados los pies en la tierra no está al
alcance de todos. Solo unos pocos pueden hacer frente a la ausencia de sentido
y a la más absoluta incertidumbre sin dejar de admirar el espectáculo
permanente que nos ofrece la vida. En teoría todos deberíamos poder
conseguirlo, pero... es tan difícil. Sebastião Salgado es una excepción.
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