Cuando regreso a Madrid después de unos días fuera, me basta
con pisar el Metro para sentir que estoy en casa. Miro a mi alrededor y veo a la gente caminar
con un ritmo ágil, a veces frenético, y sonrío. En una gran ciudad hay que
saber siempre adónde se va para no perder tiempo ni energía. Pero, sobre todo,
para no perderse uno mismo...
Foto y texto: Artica Blues
No hay comentarios:
Publicar un comentario