A veces voy por la calle ensimismada y por el rabillo del ojo se me cuela
una imagen que me llama y me dice: “mírame”. El resto pasa a un segundo plano y
me acerco. La observo e imagino quién pudo haberla pintado y con qué intención.
Nunca lo sé, pero hay veces que la transgresión artística urbana transciende el
mero vadalismo para dar luz a la tristeza gris de lo cotidiano.
Texto y fotos: Artica Blues
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